martes, 26 de octubre de 2010

Julia vivió dos años en un árbol para salvarlo

Julia permaneció 738 días en sus ramas; sobrevivió al frío, a las tormentas, a la soledad y a las coacciones de la empresa que quería talar el árbol


 Se llama “Luna” y es una secuoya de casi 70 metros de altura y más de mil años de antigüedad. Una compañía maderera, la Pacific Lumber, tenía previsto talar el árbol, así como otros magníficos ejemplares de su misma especie que pueblan uno de los más hermosos bosques de California. Julia Hill no estaba dispuesta a consentirlo y se encaramó a lo alto del árbol, que ha sido su casa y amigo durante 738 días, esto, dos largos años. Su increíble historia  se ha convertido en un libro, “El legado de Luna”, un alegato a favor de la Naturaleza y la conservación del medio ambiente.

Julia, a quien en EEUU han bautizado con el sobrenombre de “Butterfly” (mariposa), tiene 25 años y se ha convertido en una heroína en su país. Hasta la gente que, habitualmente, vive despreocupada por las cuestiones medioambientales, le dan la mano con admiración y valoran de forma muy positiva su valor.

Julia se había comprometido a conservar las secuoyas californianas cuando, casi por casualidad, entró en el bosque después de parar en una tienda al lado de la carretera para comprar mostaza. Una vez en el bosque, sintió la grandiosidad de los árboles y la majestuosidad de sus años. Entonces decidió que debía hacer algo por ellos.

La vida de Julia cobró un nuevo significado. Un accidente de tráfico le había causado, tiempo atrás, una pérdida de memoria temporal y la había mantenido casi inmóvil durante un año. Salvar a las secuoyas se convirtió en una llamada espiritual para Julia.

Los conservacionistas californianos tomaron a “Luna” como un símbolo contra las devastadoras prácticas de la tala, después de que las fuertes lluvias causaran un barrizal que arrasó una docena de casas. Julia se unió activamente a las protestas. Un día, uno de los activistas, sentado en un árbol, preguntó a la multitud de simpatizantes: “¿Puede alguien posarse en “Luna”?”. Julia respondió con entusiasmo: “¡Yo lo haré!”. La joven escribe en su libro que “no sabía nada acerca de sentarme en un árbol, pero había venido a hacer algo por el bosque y, finalmente, esto era algo”.  

“¿Tienes alguna experiencia?”, le preguntó el activista. “No, pero soy rápida aprendiendo”, fue su entusiasta respuesta.

El compañero ecologista precisaba una persona que pudiera comprometerse, al menos, cinco años. Ella estuvo de acuerdo y el hombre, indeciso, terminó por aceptar su ofrecimiento. Así empezó una increíble sentada en un árbol gigante que, al principio, Julia creía que no duraría más allá de unas semanas.

Julia tenía entonces 23 años. Subió al árbol y allí estuvo viviendo sobre una plataforma de 2x2 metros, cubierta por una lona. Sobre ella, había otra plataforma, de igual tamaño, que hacía las veces de almacén. Un equipo de apoyo le traía la comida y el agua, al menos, dos veces a la semana. Además, le proporcionaban combustible para su hornillo de camping, el correo, baterías para el teléfono móvil, cintas para el cassette y todo lo que ella necesitara en su retiro voluntario. El equipo de apoyo, igualmente, le retiraba sus desperdicios.

Julia se bañaba con una esponja y rara vez se lavaba las plantas de sus pies, ya que la savia acumulada en ellos le ayudaba a sujetarse mejor cuando trepaba por las ramas.

Dormía unas pocas horas seguidas, siempre que el viento no aullara demasiado fuerte o no balanceara el árbol demasiado. Algunas veces, la tormenta la mantenía en vela durante días y, en esos casos, no veía a otra persona en dos semanas. Por las noches, se arropaba completamente con una manta y sólo dejaba asomar la nariz para respirar. Durante el invierno, se ponía muchas capas de ropa, para así poder conservar mejor el calor corporal.

Julia empleaba la mayor parte de su tiempo escribiendo cartas, poemas, postales de Navidad…leía recortes de prensa y concedía entrevistas de radio a través de su teléfono móvil. Su mensaje siempre se centraba en el mismo punto: los viejos árboles secuoyas no deberían ser talados porque ya sólo quedan un 3% en todo el mundo.

Pasó su 24 cumpleaños hablando por teléfono con su mejor amiga de Arkansas. Siempre habían celebrado juntas sus respectivos cumpleaños y esta vez, aunque en la lejanía y en unas circunstancias tan especiales, no iba a ser distinto.

Mientras tanto, la compañía responsable de la tala de los árboles intentaba minar la moral de Julia y para ello emplearon todo tipo de artimañas. A los pocos meses de iniciar Julia la protesta, la empresa comenzó a acosarla con focos y ruidos constantes, realizados por guardias de seguridad, durante las 24 horas del día. Pensaron que así la harían desistir, pero no lo consiguieron. En cierta ocasión, le enviaron un helicóptero para que, en vuelos bajos, le enviara ráfagas de viento de casi 160 km por hora. Otra de las estratagemas que emplearon fue talar los árboles más próximos a su plataforma, de tal modo que podían romper muchas ramas de “Luna” cuando caían. Julia estaba muy asustada, pero no se doblegó en ningún momento. Finalmente, la compañía suspendió sus prácticas de intimidación.



El “hogar” de Julia, en lo alto de la secuoya, estaba inmerso en un ambiente muy hostil para el ser humano. Julia no estaba nunca realmente en el árbol, porque estaba constantemente expuesta a la lluvia, al granizo, la nieve, e incluso, vientos de invierno de cerca de 140 kilómetros por hora. Más de una vez, Julia habló a “Luna” para darse moral durante las violentas tormentas que duraban horas. “¡No lo haré nunca más!”, se lamentó durante uno de esos temporales. Y rezó.    

“Me agarré a “Luna” y le dije: ¡Luna, estoy aterrorizada, voy a morir!... Y ella ¡me habló! Fue increíble, porque me dijo algo que nadie que estuviera allí podía haber dicho para ayudarme. Dijo: En la tormenta, los árboles tienen permitido balancearse con el viento, Julia…Ahora no es el momento de hacerse fuerte o caerás. ¡Déjate balancear por el viento. Déjalo ir, déjale ir…!”. Julia admite que hablarle a un árbol suena a locura, pero fue el momento de aplacar su soledad y su impotencia durante la tormenta: “Di mi vida al Universo la primera noche- escribe en su diario-. Pedí a Dios que me usara como un buque, así que calculo que tienes que ser muy cuidadosa con lo que pides”.



Julia es hija de un pastor retirado y sabe utilizar sus palabras. Su infancia transcurrió en iglesias y en una caravana que su padre conducía de una ciudad a otra. Estaba acostumbrada a pequeños espacios y a las privaciones, pero todo eso le sirvió para vivir en “Luna”.

Su madre era una mujer muy estricta en el aspecto religioso. Su padre era más liberal y permitía que su hija expresara libremente sus opiniones, siempre y cuando fuera respetuosa al hacerlo. Julia recuerda que su padre le decía que “iba a ir al infierno, lo decía cada día. Gran parte de la predicación de mi padre era aplicar la Biblia a nuestra vida diaria para hacernos mejores personas”.  

Julia lleva esas enseñanzas en el corazón y se considera una persona muy espiritual, pese a que no quiere identificarse con ninguna religión institucional: “Existe una falta de realización en la gente. La sociedad nos ha insensibilizado y nos hace creer que estamos en la Tierra sólo para ganar dinero. Yo era parte de ese sistema. Gané mucho dinero y jamás me sentí completamente realizada”.

Julia había sido modelo y gerente de un restaurante, pero en su interior había un vacío imposible de llenar. Por eso se subió al árbol. Su terquedad natural, dice, es lo que le llevó a perseverar. Julia cree que lo que ha vivido es una prueba palpable de que todos podemos hacer algo diferente, aunque ello nos suponga un periodo de crisis.

“Entiendo que todos estamos gobernados por diferentes valores. Para algunas personas, soy una “hippie” pegándose a un sucio árbol. Pero no entiendo por qué alguien tiene que utilizar una motosierra contra “Luna”. Alguien que quiera talar un árbol como este, debería vivir primero dos años en él”, explicó Julia a los periodistas, nada más descender del árbol. Ese fue un día muy emotivo. Julia, que había descendido poco a poco por sus ramas y su enorme tronco de tres metros de diámetro, cayó de rodillas sobre el suelo y besó al gigantesco secuoya que durante dos años la acogió entre sus majestuosas ramas.

El objetivo de Julia es conseguir ciudades más verdes para mejorar la salud humana. “Deberíamos trabajar para crear productos reciclados, usar energías alternativas, como la solar, reducir el uso de pesticidas y desechos de consumo, y fabricar productos de papel obtenidos del cáñamo, que tarda seis meses en crecer; en lugar de los árboles, que tardan 20 años”, comenta Julia.

Julia está soltera y el matrimonio no entra en sus planes, aunque espera pasar su vida con alguien con quien le una “un vínculo sagrado”. Tampoco quiere niños: “Hay demasiados niños ya aquí. Adoptaría hermanos”, dice. Su activismo ecologista no desembocará en una carrera política. Cuando se lo comentamos, Julia ríe, traviesa, y responde: “Me veo más como investigadora privada para denunciar la corrupción del Gobierno. Trato de ser efectiva”.

Inicialmente, su aventura debía de haber durado cinco años, pero ecologistas y empresa llegaron a acuerdo, según el cual “Luna” no será talado y se conservará igualmente una franja  de tierra de unos 70 metros, a cambio de un pago de 50.000 dólares a la empresa. El dinero será donado a una universidad cercana para la investigación científica. Los beneficios del libro de Julia Hill estarán destinados a la “Circle of Life Foundation”, el grupo medioambiental, sin ánimo de lucro, que ha creado la joven para salvaguardar los árboles.
  



13 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho el reportaje sobre Julia. Sabía de esta chica, pero no todo lo que ha tenido que pasar.
    Me ha emocionado el trozo en el que el árbol habla con Julia: realmente precioso.

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  2. Aunque ya sabía de esta increíble historia, vuelvo a leer el artículo y me vuelvo a emocionar.
    Hay que tener una mente muy muy fuerte, o los ovarios muy bien puestos, para estar dos años subida a un árbol, sin compañía, sola y a merced de tormentas y ventiscas.

    Ahora que recuerdo, los Simpson hicieron un capitulo en honor a esta historia.

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  3. Me ha encantado esta historia Loba, pero hay un punto en el cual dice que el dinero para esa empresa sera donado a una universidad para la investigacion cientifica, solo espero que no sea para investigar con animales, si no seria horrible que para salvar a un arbol se tuviesen que sacrificar un monton de vidas animales.

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  4. que historia!
    dos años! es muy valiente!
    me ha encantado leer su historia!

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  5. Impresionante, si, pero darle 50.000 dolares a la empresa que va a seguir talando arboles??? Aunque luego los "done"... y para investigación científica? Bueno, creo que todas aqui sabemos que lo que hace falta es menos ciencia y más humanidad... y aun así, que bueno! Dos años subida a una sequoya, que duro!

    Una cosa Loba, no se como contactar contigo, pero me parecio leer en un foro que recibias las revistas de Majadahoda... si estás en la zona te pueden interesar cosas que estamos organizando, la primera es la presentación del libro "Los conflictos sociales del cambio climático", el sabado 22 a las 18:00 en la libreria Altazor, por si te interesa.

    /Rodrigo

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  6. Protegió a ese árbol por ser enorme y centenario, porque desde un punto de vista ecológico y estético tiene muchísimo más valor que una lechuga, por eso unos se protegen (como en este caso) y otras se cortan y comen sin miramientos.

    Saludos,
    David.

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  7. es encerio??????
    WoooW
    amo a hesa mujer

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  8. Por favor ayuda, he buscado información sobre Angel Mora y no encuentro nada disponible, la página de animallapelicula esta dada de baja desde hace meses. Estoy en Mexico y me URGE poder entablar contacto para poder traerlo a una conferencia apra un festival por los derechos animales, algiuen sabe algo? Alguna manera de encontrarle?. VI un post de la dueña de éste log pero no vi nada de informacion sobre como poderlo contactar, como estan en España me imagino podria ser mas facil algun correo electronico que alguna otra cosa. Como es un nombre algo comun, hay 1000 coincidencias en facebook y myspace y nada congruente con lo que se supone el es, ayuda por favor, mi correo es eco.conciencia@hotmail.com gracias.

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  9. Maravilloso, magnifico,corazon verdadero

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  10. Ya conocia esta historia de belleza y fuerza por un documental. ¡¡Nos alieeeeeeenta!!
    ¡Obrigado!

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  11. Necesitamos tod@s ser un poco más lunas.

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  12. me siento orgulloso de esta chica la verdad me dan ganas de llorar por la historia esa de la chica esa que valiente
    no tengo como decirlo lo que hiso de donde saco tanto valor y valentia me gusto la historia muy bonita necesitamos mas de esas chicas buenas
    ahora las chicas no les intereza nada de eso mas que el dinero y lujos casi no valoran ala persona por como es en realidad ni ala naturaleza
    pero bueno que sele va hacer
    gracias por suvir estas historias ala pagina esta
    handava buscando algo y llegue aqui de casualidad
    cuidense que dios los cuide gracias

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